Ilusiones y desilusiones del trabajo psicoanalítico
André Green
Los grandes temas de la teoría de
las neurosis o de los casos limítrofes se detectan a través de la escucha. El
sentimiento de encontrar por fin alguna cosa que pertenece a la poética del
sentido puede a veces desembocar en una impresión de júbilo. A menudo hace
falta mucha paciencia para tener la suerte de lograr captar un fragmento de
verdad. Como se ve, describimos aquí un proceso que se desarrolla de manera
globalmente satisfactoria. No es siempre el caso. Esta descripción esquemática
se entiende a través del andar de la transferencia y la idea de un proceso que
se impone poco a poco caracterizando los vínculos que aseguran la progresión de
la comunicación que se impulsa por afectos inconscientes y movimientos
transferenciales mas o menos vivos. No está en nuestra intención la descripción
detallada de las características del intercambio analítico. Contentémonos con
marcar ciertas señales para poder capturar lo original de la situación. El
sometimiento a la regla fundamental es solidario con la aceptación de la
regresión que enmarca lo original del modo de conocimiento. El relajamiento del
control defensivo viene a la par con su antagonista, a saber un cierto freno
puesto a la regresión para evitar el deslizamiento hacia un funcionamiento
percibido como psicótico o aún mas, el descontrol hacia la actuación que
frustra el trabajo de elaboración. La flexibilidad defensiva autoriza y también
desposa los movimientos de ida y vuelta para favorecer la emergencia de la
transferencia. Los ires y venires libidinales, eróticos y agresivos, puntúan la
marcha de la comunicación, la madeja de ésta teniendo que ser permanentemente
desenredado para hacer aparecer los movimientos del inconsciente. Esta manera
de dirigirse a alguien que puede ser a la vez sentido como estando allí, en
otra parte o posiblemente perdido enmarca lo que se dice de una condición
polisémica. Agreguemos que esta incertidumbre puede también estar dirigida
hacia la identidad del destinatario. ¿Quién escucha entonces lo que es dicho?
Se trata de X. ¿O ha sido mas bien reemplazada por Y, es decir, una persona de
la infancia hoy día desaparecida pero representada, el tiempo de una ilusión?
En suma, ¿quién habla a quien y de qué? Todo este conjunto induce a la cualidad
metafórica del discurso. Esta nueva condición es responsable de una dimensión
original que favorece la comunicación transferencial. Hay que notar nuevamente
la naturaleza de lo que es vivido en la transferencia. Para hablar
auténticamente de la transferencia, conviene notar lo que es específico de esta
forma de amor. Hay que subrayar lo que le da su originalidad. No se puede
evocar la dimensión transferencial sino a condición de reconocer en ella esa
cualidad de ilusión que le confiere su especificidad. El amor de transferencia
está siempre marcado por esta ambigüedad. Es un amor verdadero, real, capaz de
impulsos apasionados y, al mismo tiempo, algo hace sentir que no es verdadero,
como lo refleja la ambivalencia. Es el producto de una ilusión que no basta
para recusarlo y que lo hace servir para múltiples transformaciones (Dejamos de
lado los casos de resistencia transferencial que se oponen a su análisis).
Ilusión destinada a ser creída en el pleno sentido del término y dedicada, bajo
la influencia del análisis que favoreció su emergencia, a ser usada y a
reconocer su naturaleza ilusoria, a disiparse, no sin dejar el recuerdo de una
experiencia inolvidable. En suma, una resurrección de la infancia que hay que
aceptar que pasó. Entonces la razón de la metaforización adquiere su sentido
pleno para esfumarse progresivamente y no ser mas que un recuerdo. Podríamos
resumir todo lo que acabamos de describir afirmando que esta metaforización
transforma la relación dual analista/analizando en una relación de terceridad
(Green). Como si la relación diádica originaria diera nacimiento a un tercer
término que uniera a los dos precedentes y los ligara a una cadena que los
mantuviera juntos y que hiciera surgir el tercero ineliminable. Une y desune
por turnos, produciendo efectos de sentido imprevistos.