sábado, 24 de agosto de 2013

Conferencia de Apertura









Conferencia de Apertura
21 de Agosto de 2013
Dr. Raúl Masino
(Recuerdo del cruce por el Puente Negro).
Agradecimientos
En primer lugar quiero agradecer a personas afectivamente significativas que han participado de la gestación de esta nueva propuesta psicoanalítica de estudio. Ellas son mi esposa Ana Lía, mis hijos Bruno y Pablo. Un lugar también destacado allí para mi analista y mis supervisores. Como así también para colegas, amigos. No dejo de agradecer a las propietarias y autoridades del Instituto JIM que gustosamente me abrieron sus puertas.
No me puedo olvidar de otros que me han ayudado en esta idea y a los cuales también les tengo que agradecer, ellos son los que piensan diferente a mí, los que no están de acuerdo, con los cuales he tenido apasionados o silenciosos  profundos desencuentro. Ellos también han colaborado para ir perfilando esta idea. Nada se puede gestar sin esa imbrincación de lo pulsional, esa mixtura entre pulsión de vida y  pulsión de muerte. Sabemos que la música está en lo que escuchamos pero también en eso negativo, eso que no escuchamos que se llama "silencio", esa ausencia, esa negatividad de sonido es también parte constitutiva de la música. Green abrirá magistralmente un gran capítulo que él denomina "el trabajo de lo negativo” para dar cuenta de los procesos creadores y destructores de la pulsión de muerte. 




Conferencia

“A cerca de André Green: …hijo…lo entenderás más tarde…”

Ahora voy a hablar de Green, les tengo que acercar a André Green.

Uds. se habrán preguntado sobre el titulo de esta conferencia. Sin dudas que yo también me pregunto por qué elegí llamarla así. Claramente para mí va a estar relacionada con cuestiones de mi propia vida, de mi propio inconsciente.
Esta corresponde a una expresión del padre de André, Félix Green, que le decía a su hijo cada vez que el niño le hacía preguntas a partir de sus lecturas. Frase a mi criterio, y en sentido metafórico, es la que lo hará devenir psicoanalista a André Green desde muy niño. Ya que de niño André se ve pulsado a preguntarse, a tratar de entender, a representar;  situaciones de vida de sus padres y hermanos, a tener que pensar las distancias, las ausencias, las pérdidas, las enfermedades, los afectos propio y ajenos. También tiene que ver con la espera y la paciencia, que son pilares para el trabajo de psicoanalista. Y, sin dudas, con un padre que ...no responde. El dice que el hecho de haber tenido que conformarse con el “…más tarde”, fue un hecho determinante en su vida. Esta es una frase que él nunca pudo olvidar.
André Green nace en El Cairo en 1927 ciudad cosmopolitas si las hay, su dimensión internacional y cosmopolítica están en él desde un comienzo y eso va a influir su obra psicoanalítica. El mestizaje de etnias en Egipto es algo que está a la mano, como así también el pensamiento plural y no dogmático. Green desde su origen es un librepensador e independiente de cualquier imposición dogmática.
Es hijo de Félix que está en El Cairo por cuestiones de ingeniería en aguas. Hombre tan temido como respetado, pero que en sus últimos años ya es un padre enfermo, debilitado, pero tolerante e indulgente. Su madre, Sarine Barcilon, una judía sefaradí (de Barcelona), de una sensibilidad proverbial, deprimida gravemente después de la muerte de una hermana. Green dice que esto ha influenciado en la gestación de uno de sus textos más reconocidos, “El complejo de la madre muerta”. El es el último de la fratría, nace sin haber sido programado, a nueve años del último hermano; la crónica familiar ya había sido vivida y él no estaba asociado a ella, tiene la sensación que la vida de la familia sucedió antes. André comprendió desde muy temprana edad que tenía que contar sólo con él mismo y que sus verdaderos hermanos eran sus amigos.
Recibe un baño en idioma francés en el Liceo Francés de El Cairo. Vivía a dos pasos del Museo de El Cairo, siendo Egipto para él un lugar de gran resonancia histórica. Imbuido de lo que se conoce como el don del Nilo, cautivado por sus dimensiones y su fertilidad, cuando conoció el Sena, al llegar a París no le pareció más que un arroyo. Pero el Liceo le ayudó a crear una realidad mítica de Francia, todo lo apetecible veía de allende los mares. Francia es para Green una entidad idealizada cuya atracción le resultaba extremadamente poderosa. Él sabe desde muy temprano que se cumplirá una fantasía de repatriación. Desde niño va construyendo y libidinizando esa representación “Francia”, casi como la tierra prometida. También Francia se hallaba presente en la mente de su madre porque pensaba en la hija de la cual estaba separada por una tuberculosis ósea y que residía allí. André nace en el transcurso de esos años. O sea la atracción estaba dada por dos fuentes, la cultural y la trágica. De nuevo la vida y la muerte.
En 1945 parte a Francia a estudiar medicina, ya sus padres muertos y sus hermanas emigradas a Australia. Con un profundo sentimiento de desarraigo, sabe de la soledad, las relaciones con los franceses son mucho más distantes y desconfiadas. De espíritu emigrante y migrante siente gran gusto por la independencia y la originalidad; razones que lo marcan como con una actitud de rechazo al enfeudamiento, que ha manifestado en su trayectoria psicoanalítica, con reputación de ser una persona difícil. Dice que cuando es una persona mayor que dice eso de él, esto significa: “no logramos hacer con él lo que se nos antoja, no logramos someterlo ni hacer que sirva a nuestros intereses” Green rechaza la relación feudal soberano/vasallo. Dice, “gracias a Dios, creo no haber sido vasallo de mucha gente y he tenido sumo cuidado de no volverme soberano de nadie. Tuve ejemplos ante mis ojos”.
Entra por concurso en 1953 como residente de psiquiatría al Hospital de Sainte-Anne donde conoce y traba amistad con  Rosolato, quien le cuenta de las ideas que proponía Lacan. Green dice que cree que desde siempre experimentó cierta curiosidad por “lo que sucede en la mente”, eso lo lleva a estudiar psiquiatría y a interesarme desde muy joven en el psicoanálisis. En el Hospital comienza a escuchar a los pacientes y por ejemplo Lebovici trata de neutralizarlo. Lo extraordinario para él es que el Sainte-Anne está lleno de personalidades de campos afines a la psiquiatría, por ejemplo Henri Ey, que juega un papel de imagen paterna,  con quien se forma como psiquiatra, con quien participa de los debates entre la psiquiatría y el psicoanálisis. Con muchos ofrecimientos psiquiátricos Green opta por el psicoanálisis y dice…”si uno pasa ocho horas por día en su sillón, ya no se es psiquiatra. Al contrario, si pasa todo el día en el hospital, no puede decir uno que sea psicoanalista” Por eso renuncia a suceder a Henri Ey.
En el hospital va a conocer a Ajuriaguerra, Marty, Deley, Lacan, Lagache, Pontalis y eso le permite verlos en acción a  neurólogos, psiquiatra, psicoanalistas. Ahí comprende también que no hay un psicoanálisis y que cuesta concebir la posibilidad de progreso en el conocimiento del oficio de psicoanalista sin que exista confrontación, como introducción de la pregunta de qué tan bien fundadas están ciertas hipótesis de base, sin ser ecléctico sino promotor de la multifocalización.
Conoció a Lacan en un primer tiempo a través de la mitología de que era objeto, puesto que su entrada a psiquiatría coincidió con la escisión de la Sociedad Psicoanalítica de París donde Lacan había tenido un rol importante al oponerse a los desvíos de la Psicología del Yo, en 1953. Green había quedado impresionado con la lectura de la ponencia en Roma.
Lacan es invitado a dictar una conferencia por Henri Ey en el marco del círculo de Estudios Psiquiátricos que él dirigía. Durante la conferencia Green cayó inmediatamente bajo el encanto, a la vez, de su enorme inteligencia, de su habilidad y del excepcional talento que tenía para destacar cuestiones subjetivamente importantes. Dice Green: …mientras dejaba entrever que poseía la clave de la solución de aquellas, estimulaba en quienes lo escuchaban las inclinaciones perversas excitadas por su discurso, aunque éste abordara cuestiones reales. Dadas la referencias que había hecho suyas: el deseo como deseo del deseo del otro, la relación del amo y del esclavo, etc., sabía dar la esperanza de que si se le seguía, daría a su futuro discípulo aquel tesoro que poseía, revelándole a él sólo tal don, pues le otorgaría su preferencia en una relación de identificación narcisista. Dicho de otro modo, generaba el espejismo de que dicho alumno podría hacerse reconocer por él y que tal reconocimiento haría del postulante el hijo preferido y el heredero del presunto Maestro.
Green cae en la seducción, no puede ser ajeno a ella, evidentemente Lacan movilizó en él sus mociones narcisísticas. Lacan no sólo seducía sino que prefiguraba una promesa de potencia. Potencia que Green siente evoca a la de los eclesiásticos en los procesos religiosos. Green se da cuenta desde sus primeros encuentros con Lacan de estos elementos. Toda una trayectoria se iría dibujando a partir de allí: la relación personal que intentaría establecer con él, los límites se vería obligado a instaurar en tal relación, e incluso la desconfianza profunda que tendría en lo que al personaje se refiere, aunque se hubiese encontrado fascinado por él.
Green cuenta cómo es invitado por Lacan a tomar una copa a la salida de una conferencia de Lagache, llamándolo por su nombre. Naturalmente que se siente adulado por tal distinción, aunque sabía que era eso lo que hacía su método tan eficaz. Lo que Lacan quería es que Green dejara la Sociedad Psicoanalítica de Paris y se fuera con el a la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Lacan no logra eso pero invita a Green a sus seminarios, lo cual acepta y dice que pudo beneficiarse de los mejores años de su enseñanza, de 1960 a 1967. Años durante los cuales fue elegido miembro adherente y luego titular de la Sociedad Psicoanalítica de Paris, donde la atmósfera es más infinitamente liberal, por lo que no se resintieron con el.
Durante su participación en los seminarios se introdujo todo lo que fue capaz en las complejidades del pensamiento lacaniano. Hasta perteneció a un pequeño grupo de trabajo en que se presentaban casos clínicos. Aunque nunca se le impusieron completamente estos atractivos seminarios. Lacan despierta en Green un tremendo deseo de trabajar y de pensar. Se daba por supuesto que la relectura de Freud llevaría a concluir que Lacan era su auténtico continuador, su heredero legítimo. Cuanto más leía la obra de Freud más claro se le hacía que no estaba de acuerdo con la interpretación de Lacan sobre la misma. Dice Green: “Lacan tuvo el gesto generoso de darme la posibilidad de expresar mis críticas en público, en su seminario. Como yo era un extraño, esto me resultaba más fácil que a sus discípulos”.  Les comento que Green no fue discípulo ni analizando de Lacan, pero no niega nunca su influencia. Su primer analista fue Maurice Bouvet, quien le recordaba mucho a su padre enfermo y cuando él se hallaba muy marcado por la  psiquiatra. Luego se analiza con Catherine Parat, ya siendo un psicoanalista que está en contacto con la realidad analítica, con el inconsciente de los otros.
Green deja de asistir a sus seminarios en 1967 cuando Lacan consideró que en un trabajo sobre narcisismo primario, él no había tomado suficientemente en cuentas las ideas lacanianas sobre el tema. A la par de esto Green descubre a psicoanalistas  de la Sociedad Británica de la talla de Winnicott, Rosenfeld, Segal, Bion; donde descubre otra manera de comprender la práctica psicoanalítica y de interpretar la escucha. Desde ese momento se convierte en un ferviente defensor de la entente cordiale en psicoanálisis.
Green dice; “yo había seguido a Lacan en nombre de la libertad de pensamiento y ahora él me reprochaba que pensara por mi cuenta”. Este alejamiento también va a marcar la prosecución de la creación de una obra de textura puramente greeniana, siempre fundada en un espíritu pluralista.

Ahora vamos a volver a Félix Green, su padre, y su famosa frase…hijo…lo entenderás más tarde…
Por qué esto en este espacio de reciente creación?
Considero que el sentido de esta frase del padre de Green para mí y transferido a Uds. que me están escuchando, es un estímulo para disponerse a absorber la dinámica del pensamiento complejo en psicoanálisis, al trabajo de estudio y principalmente su aplicación a la práctica clínica de estos nuevos conocimiento. Esta es la propuesta de este nuevo espacio, que espero que con el tiempo y el interés de todos Uds. y de todos los que quisieran incorporarse cimiente buenas bases dentro del psicoanálisis contemporáneo en nuestro medio.


Muchas gracias por su presencia y por vuestra atenta escucha.

El próximo miércoles 28 de Agosto, a las 21 

hs. en el Instituto JIM, sito en Junín 674, 

3er. Piso, continuaré con el dictado de una

 conferencia que llamé 

“Mirada Panorámica de la obra de André Green”.