viernes, 9 de agosto de 2013

Tip 7
La neurosis, objeto esencial del psicoanálisis freudiano, entregó sus secretos merced a la incomparable mirada que Freud dirigió sobre ella y que desdeñó arrojar sobre las estructuras psicóticas… al menos las miró muy poco. No sólo porque la neurosis es más coherente, por lo tanto inteligible, y más analizable en consecuencia, de derecho, sino de hecho. Desaparecido Freud, ella sigue ocupando un importante lugar en la bibliografía analítica y ha inspirado noventa años de trabajos.
Los analistas aman a los neuróticos porque los hacen a ellos inteligentes: los comprenden; eficaces: a veces los curan; amables: aquí la transferencia positiva domina siempre. Los casos fronterizos (no-neuróticos) los vuelven tontos: no ven nada ahí; culpables: tienen el sentimiento de no merecer sus honorarios; detestables: son más odiados que amados por el analizando ciego a sus esfuerzos, e ingrato, por añadidura.


De “La Nueva Clínica Psicoanalítica y la Teoría de Freud” – 1990.