sábado, 24 de agosto de 2013

Conferencia de Apertura









Conferencia de Apertura
21 de Agosto de 2013
Dr. Raúl Masino
(Recuerdo del cruce por el Puente Negro).
Agradecimientos
En primer lugar quiero agradecer a personas afectivamente significativas que han participado de la gestación de esta nueva propuesta psicoanalítica de estudio. Ellas son mi esposa Ana Lía, mis hijos Bruno y Pablo. Un lugar también destacado allí para mi analista y mis supervisores. Como así también para colegas, amigos. No dejo de agradecer a las propietarias y autoridades del Instituto JIM que gustosamente me abrieron sus puertas.
No me puedo olvidar de otros que me han ayudado en esta idea y a los cuales también les tengo que agradecer, ellos son los que piensan diferente a mí, los que no están de acuerdo, con los cuales he tenido apasionados o silenciosos  profundos desencuentro. Ellos también han colaborado para ir perfilando esta idea. Nada se puede gestar sin esa imbrincación de lo pulsional, esa mixtura entre pulsión de vida y  pulsión de muerte. Sabemos que la música está en lo que escuchamos pero también en eso negativo, eso que no escuchamos que se llama "silencio", esa ausencia, esa negatividad de sonido es también parte constitutiva de la música. Green abrirá magistralmente un gran capítulo que él denomina "el trabajo de lo negativo” para dar cuenta de los procesos creadores y destructores de la pulsión de muerte. 




Conferencia

“A cerca de André Green: …hijo…lo entenderás más tarde…”

Ahora voy a hablar de Green, les tengo que acercar a André Green.

Uds. se habrán preguntado sobre el titulo de esta conferencia. Sin dudas que yo también me pregunto por qué elegí llamarla así. Claramente para mí va a estar relacionada con cuestiones de mi propia vida, de mi propio inconsciente.
Esta corresponde a una expresión del padre de André, Félix Green, que le decía a su hijo cada vez que el niño le hacía preguntas a partir de sus lecturas. Frase a mi criterio, y en sentido metafórico, es la que lo hará devenir psicoanalista a André Green desde muy niño. Ya que de niño André se ve pulsado a preguntarse, a tratar de entender, a representar;  situaciones de vida de sus padres y hermanos, a tener que pensar las distancias, las ausencias, las pérdidas, las enfermedades, los afectos propio y ajenos. También tiene que ver con la espera y la paciencia, que son pilares para el trabajo de psicoanalista. Y, sin dudas, con un padre que ...no responde. El dice que el hecho de haber tenido que conformarse con el “…más tarde”, fue un hecho determinante en su vida. Esta es una frase que él nunca pudo olvidar.
André Green nace en El Cairo en 1927 ciudad cosmopolitas si las hay, su dimensión internacional y cosmopolítica están en él desde un comienzo y eso va a influir su obra psicoanalítica. El mestizaje de etnias en Egipto es algo que está a la mano, como así también el pensamiento plural y no dogmático. Green desde su origen es un librepensador e independiente de cualquier imposición dogmática.
Es hijo de Félix que está en El Cairo por cuestiones de ingeniería en aguas. Hombre tan temido como respetado, pero que en sus últimos años ya es un padre enfermo, debilitado, pero tolerante e indulgente. Su madre, Sarine Barcilon, una judía sefaradí (de Barcelona), de una sensibilidad proverbial, deprimida gravemente después de la muerte de una hermana. Green dice que esto ha influenciado en la gestación de uno de sus textos más reconocidos, “El complejo de la madre muerta”. El es el último de la fratría, nace sin haber sido programado, a nueve años del último hermano; la crónica familiar ya había sido vivida y él no estaba asociado a ella, tiene la sensación que la vida de la familia sucedió antes. André comprendió desde muy temprana edad que tenía que contar sólo con él mismo y que sus verdaderos hermanos eran sus amigos.
Recibe un baño en idioma francés en el Liceo Francés de El Cairo. Vivía a dos pasos del Museo de El Cairo, siendo Egipto para él un lugar de gran resonancia histórica. Imbuido de lo que se conoce como el don del Nilo, cautivado por sus dimensiones y su fertilidad, cuando conoció el Sena, al llegar a París no le pareció más que un arroyo. Pero el Liceo le ayudó a crear una realidad mítica de Francia, todo lo apetecible veía de allende los mares. Francia es para Green una entidad idealizada cuya atracción le resultaba extremadamente poderosa. Él sabe desde muy temprano que se cumplirá una fantasía de repatriación. Desde niño va construyendo y libidinizando esa representación “Francia”, casi como la tierra prometida. También Francia se hallaba presente en la mente de su madre porque pensaba en la hija de la cual estaba separada por una tuberculosis ósea y que residía allí. André nace en el transcurso de esos años. O sea la atracción estaba dada por dos fuentes, la cultural y la trágica. De nuevo la vida y la muerte.
En 1945 parte a Francia a estudiar medicina, ya sus padres muertos y sus hermanas emigradas a Australia. Con un profundo sentimiento de desarraigo, sabe de la soledad, las relaciones con los franceses son mucho más distantes y desconfiadas. De espíritu emigrante y migrante siente gran gusto por la independencia y la originalidad; razones que lo marcan como con una actitud de rechazo al enfeudamiento, que ha manifestado en su trayectoria psicoanalítica, con reputación de ser una persona difícil. Dice que cuando es una persona mayor que dice eso de él, esto significa: “no logramos hacer con él lo que se nos antoja, no logramos someterlo ni hacer que sirva a nuestros intereses” Green rechaza la relación feudal soberano/vasallo. Dice, “gracias a Dios, creo no haber sido vasallo de mucha gente y he tenido sumo cuidado de no volverme soberano de nadie. Tuve ejemplos ante mis ojos”.
Entra por concurso en 1953 como residente de psiquiatría al Hospital de Sainte-Anne donde conoce y traba amistad con  Rosolato, quien le cuenta de las ideas que proponía Lacan. Green dice que cree que desde siempre experimentó cierta curiosidad por “lo que sucede en la mente”, eso lo lleva a estudiar psiquiatría y a interesarme desde muy joven en el psicoanálisis. En el Hospital comienza a escuchar a los pacientes y por ejemplo Lebovici trata de neutralizarlo. Lo extraordinario para él es que el Sainte-Anne está lleno de personalidades de campos afines a la psiquiatría, por ejemplo Henri Ey, que juega un papel de imagen paterna,  con quien se forma como psiquiatra, con quien participa de los debates entre la psiquiatría y el psicoanálisis. Con muchos ofrecimientos psiquiátricos Green opta por el psicoanálisis y dice…”si uno pasa ocho horas por día en su sillón, ya no se es psiquiatra. Al contrario, si pasa todo el día en el hospital, no puede decir uno que sea psicoanalista” Por eso renuncia a suceder a Henri Ey.
En el hospital va a conocer a Ajuriaguerra, Marty, Deley, Lacan, Lagache, Pontalis y eso le permite verlos en acción a  neurólogos, psiquiatra, psicoanalistas. Ahí comprende también que no hay un psicoanálisis y que cuesta concebir la posibilidad de progreso en el conocimiento del oficio de psicoanalista sin que exista confrontación, como introducción de la pregunta de qué tan bien fundadas están ciertas hipótesis de base, sin ser ecléctico sino promotor de la multifocalización.
Conoció a Lacan en un primer tiempo a través de la mitología de que era objeto, puesto que su entrada a psiquiatría coincidió con la escisión de la Sociedad Psicoanalítica de París donde Lacan había tenido un rol importante al oponerse a los desvíos de la Psicología del Yo, en 1953. Green había quedado impresionado con la lectura de la ponencia en Roma.
Lacan es invitado a dictar una conferencia por Henri Ey en el marco del círculo de Estudios Psiquiátricos que él dirigía. Durante la conferencia Green cayó inmediatamente bajo el encanto, a la vez, de su enorme inteligencia, de su habilidad y del excepcional talento que tenía para destacar cuestiones subjetivamente importantes. Dice Green: …mientras dejaba entrever que poseía la clave de la solución de aquellas, estimulaba en quienes lo escuchaban las inclinaciones perversas excitadas por su discurso, aunque éste abordara cuestiones reales. Dadas la referencias que había hecho suyas: el deseo como deseo del deseo del otro, la relación del amo y del esclavo, etc., sabía dar la esperanza de que si se le seguía, daría a su futuro discípulo aquel tesoro que poseía, revelándole a él sólo tal don, pues le otorgaría su preferencia en una relación de identificación narcisista. Dicho de otro modo, generaba el espejismo de que dicho alumno podría hacerse reconocer por él y que tal reconocimiento haría del postulante el hijo preferido y el heredero del presunto Maestro.
Green cae en la seducción, no puede ser ajeno a ella, evidentemente Lacan movilizó en él sus mociones narcisísticas. Lacan no sólo seducía sino que prefiguraba una promesa de potencia. Potencia que Green siente evoca a la de los eclesiásticos en los procesos religiosos. Green se da cuenta desde sus primeros encuentros con Lacan de estos elementos. Toda una trayectoria se iría dibujando a partir de allí: la relación personal que intentaría establecer con él, los límites se vería obligado a instaurar en tal relación, e incluso la desconfianza profunda que tendría en lo que al personaje se refiere, aunque se hubiese encontrado fascinado por él.
Green cuenta cómo es invitado por Lacan a tomar una copa a la salida de una conferencia de Lagache, llamándolo por su nombre. Naturalmente que se siente adulado por tal distinción, aunque sabía que era eso lo que hacía su método tan eficaz. Lo que Lacan quería es que Green dejara la Sociedad Psicoanalítica de Paris y se fuera con el a la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Lacan no logra eso pero invita a Green a sus seminarios, lo cual acepta y dice que pudo beneficiarse de los mejores años de su enseñanza, de 1960 a 1967. Años durante los cuales fue elegido miembro adherente y luego titular de la Sociedad Psicoanalítica de Paris, donde la atmósfera es más infinitamente liberal, por lo que no se resintieron con el.
Durante su participación en los seminarios se introdujo todo lo que fue capaz en las complejidades del pensamiento lacaniano. Hasta perteneció a un pequeño grupo de trabajo en que se presentaban casos clínicos. Aunque nunca se le impusieron completamente estos atractivos seminarios. Lacan despierta en Green un tremendo deseo de trabajar y de pensar. Se daba por supuesto que la relectura de Freud llevaría a concluir que Lacan era su auténtico continuador, su heredero legítimo. Cuanto más leía la obra de Freud más claro se le hacía que no estaba de acuerdo con la interpretación de Lacan sobre la misma. Dice Green: “Lacan tuvo el gesto generoso de darme la posibilidad de expresar mis críticas en público, en su seminario. Como yo era un extraño, esto me resultaba más fácil que a sus discípulos”.  Les comento que Green no fue discípulo ni analizando de Lacan, pero no niega nunca su influencia. Su primer analista fue Maurice Bouvet, quien le recordaba mucho a su padre enfermo y cuando él se hallaba muy marcado por la  psiquiatra. Luego se analiza con Catherine Parat, ya siendo un psicoanalista que está en contacto con la realidad analítica, con el inconsciente de los otros.
Green deja de asistir a sus seminarios en 1967 cuando Lacan consideró que en un trabajo sobre narcisismo primario, él no había tomado suficientemente en cuentas las ideas lacanianas sobre el tema. A la par de esto Green descubre a psicoanalistas  de la Sociedad Británica de la talla de Winnicott, Rosenfeld, Segal, Bion; donde descubre otra manera de comprender la práctica psicoanalítica y de interpretar la escucha. Desde ese momento se convierte en un ferviente defensor de la entente cordiale en psicoanálisis.
Green dice; “yo había seguido a Lacan en nombre de la libertad de pensamiento y ahora él me reprochaba que pensara por mi cuenta”. Este alejamiento también va a marcar la prosecución de la creación de una obra de textura puramente greeniana, siempre fundada en un espíritu pluralista.

Ahora vamos a volver a Félix Green, su padre, y su famosa frase…hijo…lo entenderás más tarde…
Por qué esto en este espacio de reciente creación?
Considero que el sentido de esta frase del padre de Green para mí y transferido a Uds. que me están escuchando, es un estímulo para disponerse a absorber la dinámica del pensamiento complejo en psicoanálisis, al trabajo de estudio y principalmente su aplicación a la práctica clínica de estos nuevos conocimiento. Esta es la propuesta de este nuevo espacio, que espero que con el tiempo y el interés de todos Uds. y de todos los que quisieran incorporarse cimiente buenas bases dentro del psicoanálisis contemporáneo en nuestro medio.


Muchas gracias por su presencia y por vuestra atenta escucha.

El próximo miércoles 28 de Agosto, a las 21 

hs. en el Instituto JIM, sito en Junín 674, 

3er. Piso, continuaré con el dictado de una

 conferencia que llamé 

“Mirada Panorámica de la obra de André Green”.




jueves, 22 de agosto de 2013

Pequeña crónica de un lanzamiento.

Anoche finalmente se ha inaugurado el Espacio Psicoanalítico André Green / Tucumán.
La respuesta que se ha obtenido, tanto de profesionales y como de estudiantes, ha sido excelente¡¡¡ Me he sentido honrado por el grupo asistió a la conferencia de apertura.
He contado con la presencia de psicólogos en ejercicio, lo mismo que con chicos de los últimos cursos de psicología, como así también con estudiantes de medicina, ya interesados en el psicoanálisis;
El clima en el que se ha desenvuelto el encuentro ha sido para mí y los invitados muy cordial y cálido en consonancia con la noche primaveral que tuvimos ayer, ya con fragancia a azahares y con un Tucumán con lapachos y tarcos en flor. Espero que esto sea una señal de buenos augurios para el Espacio.
La propuesta de estudiar la obra de André Green, en mixtura con un revisitado Freud principalmente, y junto a Lacan, Winnicott y Bion ha resultado de interés para el auditorio.
Sé que la oferta corresponde a algo nuevo, actual y diferente para la teorización y la práctica psicoanalítica seria, profunda y responsable a partir del estudio de la obra de un psicoanalista librepensador y que no aceptó ser vasallo ni amo de nadie, según sus propias palabras
Admiro a algunos presentes que se animaron, con alguna inquietud y temor, a participar de este ofrecimiento. Creo haberlos satisfecho.

El próximo miércoles 28 de Agosto, a las 21 hs. en el Instituto JIM, sito en Junín 674, 3er. Piso, continuaré con el dictado de una conferencia que llamé “Mirada Panorámica de la obra de André Green”. 
Espero a todos los interesados y .....a los dudosos les digo que se animen¡¡¡


lunes, 19 de agosto de 2013

Tip Nº 12
("Es fácil parecer un psicoanalista, pero muy difícil serlo" - La fórmula es de Bion). 

André Green dice: no se tiene la misma experiencia del inconsciente cuando se vive en contacto con él diez horas al día y cuando se dedican tres horas diarias a tal labor, diluidas entre otras muchas otras ocupaciones. En cambio es posible disfrazarse de psicoanalista, utilizando el vocabulario, los conceptos, las maneras de ver las cosas del psicoanálisis. Pero se trata de cáscaras vacías. No todo el mundo se da cuenta y algunas víctimas de idealizaciones cándidas no quieren creer que los días no son mas extensibles para estos autores que para los otros.Nada se cambia levantándose a las cinco de la mañana: a las diez y media de la noche, los ojos se apagan frente a los demás, en los seminarios y las supervisiones, y sería entonces más honesto irse a la cama que pretender hacer creer que se está asumiendo una presencia intelectual.
Agregaré una cosa más: si ud. es miembro de tres consejos administrativos, presidente de tres asociaciones, jefe de servicio en un hospital y profesor de no sé qué cosa y que, en consecuencia, no hace mas de tres horas de análisis por días, ademas escribe artículos, son muchas las posibilidades de que ud. sea alguien que se parezca a un psicoanalista, pero que no es psicoanalista.

domingo, 18 de agosto de 2013


El Espacio Psicoanalítico “André Green” / Tucumán te invita a participar de la conferencia que dictará el Dr. Raúl Masino llamada,

“A cerca de André Green:...hijo…lo entenderás más tarde…”

Así mismo se informa a todos los interesados que estos son los últimos días de inscripción para integrarse al Espacio.

Las actividades comenzarán el 21 de Agosto del corriente a horas 21 en el Instituto JIM, sito en Junín 674, 3er. piso, con dicha conferencia.




lunes, 12 de agosto de 2013

INVITACIÓN
ÚLTIMOS DÍAS DE INSCRIPCIÓN

Informo e invito a todos los interesados que estos son los últimos días de inscripción para integrarse al Espacio Psicoanalítico "André Green" / Tucumán.

Las actividades comenzarán el 21 de Agosto del corriente a horas 21 en el Instituto JIM, sito en Junín 674, 3er. piso.

En el primer encuentro habrá una conferencia a cargo del Dr. Masino y el segundo encuentro versará sobre una visión panorámica de la obra del psicoanalista André Green. Ambos encuentros son sin costo alguno.

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Envía tus datos por el e-mail de contacto.

sábado, 10 de agosto de 2013

INICIO DE ACTIVIDADES Y SEDE.
Comunico a todos los inscriptos e interesados en incorporarse al Espacio, que las actividades comienzan el 21 de Agosto a hs. 21 en el Instituto JIM sito en Junín 674 de San Miguel de Tucumán. 

Si te interesa inscribirte no tienes mas que
 enviar tus datos 
(a la izquierda del blog) al e-mail: espaciopsicandregreentucuman@gmail.com

Si rastreas las entradas encontrarás unos tips de André Green que te servirán de orientación acerca del pensamiento de este psicoanalista y los textos de Freud sobre los que se comenzará a trabajar
Tip Nº 8

La Crisis del Psicoanálisis y el Giro del Milenio.

Es posible que los historiadores del psicoanálisis marquen el fin de los años 1000 y el comienzo de los años 2000 distinguiendo en nuestra disciplina lo que propongo llamar el giro del milenio. Hoy, cuando algunos esperan con impaciencia la muerte del psicoanálisis, yo por mi parte veo el signo de una renovación, la inauguración de una etapa que lo hará salir de los peligrosos impasses en los que había caído.

(Palabras de cierre en el coloquio abierto «Unidad y diversidad de la práctica de los analistas» de la Sociedad Psicoanalítica de París, organizado por A. Green en 2006)

Tip Nº 9

Al final de su artículo «¿Qué clase de investigación para el psicoanálisis?» (1996a) leemos:

Habiendo reflexionado mucho acerca de la presente crisis del psicoanálisis tal como se manifiesta en los congresos de la IPA, he llegado a la conclusión de que el mayor riesgo para el futuro del psicoanálisis es la declinación y posible caída del pensamiento psicoanalítico, del espíritu del psicoanálisis, del estado mental específico que habita al analista durante su trabajo y su pensar. Nuestra misión es mantener vivo este espíritu.

Qué dice Green con eso del «espíritu» del psicoanálisis?. Para aclararlo, en su «respuesta a Robert S. Wallerstein» (1996b) escribe:

En cuanto al «espíritu» del psicoanálisis, estoy seguro de que cualquier analista practicante de «tiempo completo» (full time) puede comprender a qué quiero aludir. Podríamos decir que se trata de aquello que constituye el fundamento (ground) de la identidad psicoanalítica trabajando […].
A veces hay una sensación de que esta (identidad) se encuentra bajo la amenaza de eclipsarse o desaparecer bajo diversas influencias. Algunas corresponden a factores externos y otros internos al psicoanálisis. Mi énfasis en el estado mental del analista operando en la sesión quizás pueda aclararse más. En el contexto de la presente discusión hablar del abordaje altamente subjetivo del analista no solo implica oponerlo a los métodos «objetivos» de la investigación cuantitativa; sino subrayar el peculiar –si no único– funcionamiento de la escucha del psicoanalista.

Luego agrega:

Aludo a las oscilantes, alternantes y provisionales construcciones que van teniendo lugar, a veces simultáneamente y a veces consecutivamente, durante el trabajo psíquico. Este trabajo psíquico debe ser puesto en relación con conocidos procesos análogos como el trabajo del sueño, el trabajo de duelo y demás.

Y concluye:

Todavía se está buscando un método de investigación que sea coherente, no solo con el contenido del psicoanálisis sino con el tipo de pensamiento que es su verdadero objeto. Lamento decir que mi impresión es que el método adoptado hasta ahora [de la investigación empírica y cuantitativa] ha distorsionado la naturaleza del objeto. Si como dice un dicho «la prueba del budín está en comerlo», que éste sea indigerible debería ser una evidencia aun más fuerte.

Tip Nº10

Para la construcción de un paradigma contemporáneo, el autor de La causalidad psíquica apuesta por la relación interdisciplinaria con la epistemología de la complejidad. En «Hacia un psicoanálisis del futuro» (2002c) –su ponencia en el histórico coloquio «El trabajo analítico» que organizó en la UNESCO – concluye del siguiente modo:

Henos aquí procurando orientar la investigación futura. Para afrontar el psicoanálisis del mañana se requiere un pensamiento nuevo. Está en germen en la obra freudiana aunque se lo suele ignorar. Es el pensamiento hipercomplejo que Edgard Morin nos ha ayudado a conocer mejor. El mismo reposa sobre tres principios:

1.      La complejidad dialógica, que afirma que la relación es más importante que los términos que ella reúne. Ella supone al menos dos términos. No voy a desarrollar, pero sí a mencionar, la coincidencia con lo que el psicoanálisis contemporáneo denomina la terceridad.

2.      La recursividad, que nos obliga a no separar esquemáticamente las causas y los efectos. Pues la causa produce efectos que retroactúan sobre la causa; y el efecto deviene a su turno causa. Es lo que se denomina «curva recursiva». Y el après-coup y la resignificación nos han preparado para comprender fácilmente esta causalidad no lineal.

3.      El punto de vista hologramático: la parte está en el todo que se reencuentra él mismo dentro de la parte. Y el todo está en la parte que a su vez está en el todo.

Tip Nº 11

Discutiendo el modelo post freudiano, y en particular la noción bioniana de rêverie como modelo de la contratransferencia totalizante, escribe:

¿En qué consiste la escucha del analista?

 En primer lugar en comprender el sentido manifiesto de lo que se dice, condición necesaria para todo lo que sigue; después, y es la etapa fundamental, en imaginarizar el discurso, es decir no solamente imaginarlo, sino incluir en él la dimensión imaginaria construyendo de otro modo lo implícito de ese discurso en la puesta en escena del entendimiento. La etapa siguiente (delirará o) desligará la secuencia lineal de esta cadena, evocará otros fragmentos de sesión: recientes unos (acaso de la última sesión), menos recientes otros (aparecidos hace algunos meses) y, en fin, mucho más antiguos otros (por ejemplo un sueño de comienzos del análisis). […] El analista tiene la tarea de ser el archivista de la historia del análisis y de buscar en los registros de su memoria preconsciente para lo cual convocará sus asociaciones en todo momento. He ahí el fondo sobre el cual se desarrolla la capacidad de ensoñación del analista. Ésta cobra cuerpo en la última etapa, la de religazón, que se efectuará seleccionando y recombinando los elementos así espigados para dar nacimiento a la fantasía contratransferencial que va al encuentro de la fantasía transferencial del paciente [1986].


viernes, 9 de agosto de 2013

Tip 7
La neurosis, objeto esencial del psicoanálisis freudiano, entregó sus secretos merced a la incomparable mirada que Freud dirigió sobre ella y que desdeñó arrojar sobre las estructuras psicóticas… al menos las miró muy poco. No sólo porque la neurosis es más coherente, por lo tanto inteligible, y más analizable en consecuencia, de derecho, sino de hecho. Desaparecido Freud, ella sigue ocupando un importante lugar en la bibliografía analítica y ha inspirado noventa años de trabajos.
Los analistas aman a los neuróticos porque los hacen a ellos inteligentes: los comprenden; eficaces: a veces los curan; amables: aquí la transferencia positiva domina siempre. Los casos fronterizos (no-neuróticos) los vuelven tontos: no ven nada ahí; culpables: tienen el sentimiento de no merecer sus honorarios; detestables: son más odiados que amados por el analizando ciego a sus esfuerzos, e ingrato, por añadidura.


De “La Nueva Clínica Psicoanalítica y la Teoría de Freud” – 1990.

lunes, 5 de agosto de 2013

No existe reflexión sobre el proceso psicoanalítico que no parta del examen de su célula básica:
la sesión de análisis.
.........
Si de tanto en tanto el analista quiere saber en qué punto está o, mejor dicho, en qué punto está el paciente con él, no tiene nada mejor que preguntarse qué  piensa él mismo de la calidad del trabajo realizado en sesión,…el mejor criterio sigue siendo la fecundidad potencial de la sesión….lo que nosotros llamamos generatividad del proceso durante la sesión.

“…en el análisis, es como si el calor y el frío se necesitaran: cuanto mas calientes estén las cosas, mas se confrontará el paciente con un doble deseo contradictorio de enfriar, apagar y hasta frenar el conflicto volviéndoles la espalda a sus propias creaciones y de aceptar que el sufrimiento conflictivo se reavive para poder ir adelante, analizarlo y superarlo.
Aquí la actitud del analista también es importante para el desarrollo de este (proceso analítico)…desarrollo que él mismo puede facilitar, contrariar, estimular o refrenar hasta extinguirlo.
Lo importante de alcanzar es esa actitud de neutralidad benévola clásicamente recomendada…Receptividad, disponibilidad y humor parejo forman parte, sin lugar a dudas, de un analista ideal que sólo existe en los libros y en la cabeza del analista. Sin embargo cuando decimos receptividad y disponibilidad, no nos estamos refiriendo sólo a la simple apertura del analista a las palabras del paciente ni a la recepción favorable de sus proyecciones…Hablamos también de receptibilidad y disponibilidad del analista para con sus propias producciones inconscientes (con ese paciente en particular), que no sólo deberá tolerar sino también entender.


De “Ideas directrices para un psicoanálisis contemporáneo”-Año 2003-

domingo, 4 de agosto de 2013

Lacan por André Green
Entrevista realizada a Green por Fernando Urribarri.
Final del formulario
Hábleme de su encuentro y de su relación con Lacan.
–Creo que mis relaciones con Lacan se dividen en tres etapas. Desde 1954 a 1960, desde 1960 a 1967, y desde 1967 en adelante. La primera fue una etapa de observación mutua, de acercamiento, mientras que la segunda fue de colaboración activa. La última fue de mayor independencia, desarrollando mi propia obra. Encontré a Lacan en 1954 en Saint Anne, un año después de la salida de su grupo de la Sociedad Psicoanalítica de París, para fundar con Lagache y Dolto la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Sin conocerme personalmente, él me enviaba mensajes, me hacía llegar sus textos –incluso a través de mi amigo Rosolato, que se analizaba con él–. Quería que yo me alineara de su lado. Por mi parte, yo estaba fascinado con las lecturas de sus trabajos. El encuentro personal ocurrió en el Coloquio de Bonneval de 1960. Entonces me invitó a su seminario y comenzó una etapa de colaboración. Fue un período de extraordinaria riqueza intelectual en Francia. El de la convergencia en el movimiento estructuralista de los aportes de Lévi-Strauss, la recuperación de De Saussure gracias a Merlau Ponty, de Marx gracias a Althusser. Se tenía la impresión de un progreso, de desembarazarse de ciertos fardos y limitaciones: especialmente del marxismo mecanicista, de la fenomenología de Sartre y el predominio del punto de vista genético. Lacan se inscribió en ese movimiento estructuralista a su manera. Pero lo que destacaba a Lacan era la profundidad de su lectura de Freud: iba lejos, hacía pensar. Porque tenía una manera de dirigirse a lo inconsciente. Y provocaba efectos. Aunque cuando uno era psicoanalista y volvía al consultorio a escuchar a sus pacientes, y se preguntaba qué relación tenía lo que decía Lacan con la práctica, surgían dudas sobre su consistencia.
¿Cómo fue ese período de colaboración?
–Yo jugaba en el movimiento lacaniano y en el entorno de Lacan el rol de la “oposición de su majestad”. Mi pertenencia a la Sociedad Psicoanalítica de París me daba la posibilidad, casi exclusiva, de ser con Lacan un interlocutor crítico. Posiblemente eso ayudó a que me hiciera el honor de ser el primero de mi generación invitado a exponer en su seminario. Además, Lacan estaba siempre dispuesto para trabajar. Si uno quería por ejemplo discutir de un tema, él lo invitaba a uno a la casa, a cenar, a conversar. En general, fue un estímulo fantástico que ciertamente le agradezco. Es cierto también que Lacan era un político, un jefe de escuela, que jugaba con todos los resortes para forzar los lazos con él: de la intimidación a la seducción. Favoreció mucho la fantasía del hijo dilecto. Era un gran seductor. Los recuerdos que tengo de ese período me permiten decirle que Lacan fue alguien a quien quise muchísimo. Si no digo eso faltaría algo esencial en mi discurso.
¿Qué balance actual hace usted de los aportes de Lacan al psicoanálisis?
–Para hacer un balance, aunque sea muy esquemático, hay que hablar de la teoría y de la clínica. El aporte primero y principal de Lacan fue renovar la lectura de Freud. De dos maneras: por un lado postulando y demostrando la necesidad de una lectura profunda, en la que desplegó toda su maestría. Por esta vía recuperó la distinción freudiana entre instinto biológico y pulsión sexual; el rol central del deseo como motor de lo humano; la comprensión del complejo de Edipo ya no como mera fase, sino como una estructura fundamental de la subjetivación/socialización; la importancia fundamental del lenguaje en la teoría y en la cura analítica. Por otra parte, Lacan, con su notable erudición, propuso reinterpretar y reelaborar éstas y otras cuestiones freudianas apoyándose en los aportes de otras disciplinas. Primero la lingüística saussureana y la antropología de Lévi-Strauss. Más tarde la matemática y la topología. Esto que inicialmente parecía muy estimulante resultó luego decepcionante. Porque se empezaron a hacer evidentes las importaciones y extrapolaciones inconsistentes desde un campo del saber a otro. Tomemos por ejemplo la fórmula “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”: comporta la reducción de la heterogeneidad del inconsciente freudiano (que combina afectos y representaciones) a la homogeneidad del orden significante, propio del lenguaje. Entonces Lacan proponía a la lingüística como “ciencia piloto” y negaba toda importancia al afecto. Luego, con la búsqueda de formalización teórica mediante formulas matemáticas (matemas), el extravío fue aún mayor. En la caducidad de estos aspectos de la obra de Lacan no es menor el hecho, comprensible, de que muchas de las teorías utilizadas fueron modificadas o superadas en sus propios campos de origen. Un ejemplo rotundo proviene justamente de la lingüística, por el descubrimiento de los trabajos inéditos de Ferdinand de Saussure, quien entre otras muchas cosas reemplaza la noción de significante por la de figura vocal. Además, toda la lingüística francesa actual –liderada por Culioli, Rastier y Bouquet– ha pasado de lo que se denomina el predominio del polo lógico gramatical (que el estructuralismo y Lacan privilegiaron) al polo retórico-hermenéutico. Aunque aquí también hay que decir que el problema no es tanto quizás de Lacan sino del lacanismo, como movimiento dogmático que no es capaz de revisar el pensamiento de su Maestro. Puesto que al propio Freud es necesario re-trabajarlo para que pueda servirnos ante los desafíos actuales.
¿Y cómo ve el aporte de Lacan en cuanto a la clínica?
–La clínica es un terreno en el cual el aporte de Lacan me parece acotado, incluso des-actualizado. Porque en lo esencial sus aportes se refieren a la neurosis. Y en menor medida a la psicosis, principalmente a la paranoia. Siempre limitándose a comentar los casos de Freud, o de otros autores “clásicos”. Así que en realidad no conocemos la clínica de Lacan, ni su verdadero pensamiento clínico –aquel que está directamente ligado y articulado con su propia práctica–. Por otra parte, Lacan no llega a reconocer ni abordar los cuadros “limítrofes”, que predominan y definen el campo psicoanalítico contemporáneo. Niega o sencillamente ignora la especificidad de los funcionamientos limítrofes (“borderline”), de los trastornos psicosomáticos o narcisistas, como la anorexia, la bulimia, las adicciones, etc. Las patologías del acto, que ponen completamente en jaque la palabra. Para peor, las famosas sesiones ultracortas (de 5 a 15 minutos) copiadas luego por sus seguidores, resultan particularmente inadecuadas para tratar a estos pacientes graves.
Después de la muerte de Lacan, ¿cómo considera usted la evolución de su legado intelectual?

–Después de Lacan, que es un autor fundamental, hay dos grandes movimientos. Incluso desde antes de su muerte. Uno que es lacaniano: para el que Lacan es un referente excluyente, y que constituye un movimiento bastante dogmático, que está dividido en muchas fracciones y capillas. Aunque a veces encontramos algunos lacanianos independientes, menos sectarios, que además se abren al diálogo con otros autores. Por otro lado, hay un movimiento post-lacaniano. Comienza en los ’70 y es una corriente de pensamiento heterodoxa, institucionalmente transversal. En lugar de un nuevo discurso totalizante irá construyendo una nueva matriz freudiana abierta, pluralista, compleja. Una matriz que es al psicoanálisis lo que el Pensamiento Complejo (de Edgard Morin y otros) es a la epistemología. Es lo que hoy se conoce como Psicoanálisis Contemporáneo. El movimiento post-lacaniano está compuesto e impulsado por la mayoría de los primeros y principales discípulos de Lacan. Los que lo seguimos en nombre de la renovación freudiana y la libertad de pensar y que fuimos rompiendo con él a medida que devino un Jefe de una Escuela Lacaniana que reclamaba militantes dogmáticos para su causa. Me refiero a J. Laplanche, P. Aulagnier, J-B. Pontalis, G. Rosolato, D. Anzieu, D. Widlocher, J. Kristeva, entre otros. Los post-lacanianos rechazan el lacanismo y el anti-lacanismo. Por un lado, reivindican la riqueza de ciertos aportes de Lacan, y por otro proponen ponerlos a trabajar dentro de una matriz pluralista, abierta a los nuevos desafíos que presentan los nuevos cuadros clínicos y las formas actuales del malestar en la cultura. La primera encarnación de este movimiento la constituyó la Nueva Revista de Psicoanálisis, iniciada por J-B. Pontalis, en 1970. Yo acostumbro a decir que esta corriente, que hoy es la que predomina en Francia, cuyos autores son ciertamente los más reconocidos, produjo una verdadera revolución en la clínica. Especialmente al explorar y ampliar los límites de la “analizabilidad” de los pacientes que pueden tratarse mediante formas renovadas de la técnica psicoanalítica. Más recientemente, he llegado a pensar que, como es lógico, este proceso ha producido la emergencia de un nuevo paradigma, teórico y clínico, contemporáneo. Su fundamento es freudiano, y está actualizado con los aportes de Lacan (que es uno de los autores mayores, de referencia) junto con los de otros autores fundamentales: como por ejemplo los de Winnicot y Bion. Todos estos aportes están sometidos a la prueba de la clínica con las estructuras no-neuróticas que predominan en la actualidad. Los autores contemporáneos han explorado nuevos temas y territorios, muchas veces excluidos por el modelo lacaniano, como el afecto, el cuerpo, la historia, el yo, etc. Y han procurado apoyarse en, e incluso hacer avanzar, los desarrollos de Lacan. Es lo que uno puede reconocer en los aportes de Laplanche sobre el significante enigmático en la teoría de la seducción; en las ideas de Aulagnier sobre el pictograma (distinto y articulado con lo imaginario y simbólico); en los escritos de McDougall sobre lo psicosomático entendido como una forma de “histeria arcaica”; o incluso mis trabajos sobre la “terceridad” y el “trabajo de lo negativo” como matrices del sentido y la significación.
6 de noviembre de 2011