Conferencia de Apertura
21 de Agosto de 2013
Dr. Raúl Masino
(Recuerdo del cruce por el Puente Negro).
Agradecimientos
En primer lugar quiero agradecer a personas afectivamente
significativas que han participado de la gestación de esta nueva propuesta
psicoanalítica de estudio. Ellas son mi esposa Ana Lía, mis hijos Bruno y
Pablo. Un lugar también destacado allí para mi analista y mis supervisores. Como
así también para colegas, amigos. No dejo de agradecer a las propietarias y autoridades del
Instituto JIM que gustosamente me abrieron sus puertas.
No me puedo olvidar de otros que me han ayudado en esta idea
y a los cuales también les tengo que agradecer, ellos son los que piensan
diferente a mí, los que no están de acuerdo, con los cuales he tenido
apasionados o silenciosos profundos desencuentro. Ellos también han colaborado para ir
perfilando esta idea. Nada se puede gestar sin esa imbrincación de lo pulsional, esa mixtura entre pulsión de vida y pulsión de muerte. Sabemos que la música
está en lo que escuchamos pero también en eso negativo, eso que no escuchamos
que se llama "silencio", esa ausencia, esa negatividad de sonido es también parte
constitutiva de la música. Green abrirá magistralmente un gran capítulo que él
denomina "el trabajo de lo negativo” para dar cuenta de los procesos creadores y
destructores de la pulsión de muerte.
Conferencia
“A cerca de André Green: …hijo…lo entenderás más tarde…”
Ahora voy a hablar de Green, les tengo que acercar a André Green.
Uds. se habrán preguntado sobre el
titulo de esta conferencia. Sin dudas que yo también me pregunto por qué elegí
llamarla así. Claramente para mí va a estar relacionada con cuestiones de mi
propia vida, de mi propio inconsciente.
Esta corresponde a una expresión del padre de
André, Félix Green, que le decía a su hijo cada vez que el niño le hacía
preguntas a partir de sus lecturas. Frase a mi criterio, y en sentido
metafórico, es la que lo hará devenir psicoanalista a André Green desde muy niño.
Ya que de niño André se ve pulsado a preguntarse, a tratar de entender, a representar; situaciones de vida de sus padres y hermanos,
a tener que pensar las distancias, las ausencias, las pérdidas, las
enfermedades, los afectos propio y ajenos. También tiene que ver con la espera
y la paciencia, que son pilares para el trabajo de psicoanalista. Y, sin dudas,
con un padre que ...no responde. El dice que el hecho de haber tenido que
conformarse con el “…más tarde”, fue
un hecho determinante en su vida. Esta es una frase que él nunca pudo olvidar.
André Green nace en El Cairo en 1927
ciudad cosmopolitas si las hay, su dimensión internacional y cosmopolítica están
en él desde un comienzo y eso va a influir su obra psicoanalítica. El mestizaje
de etnias en Egipto es algo que está a la mano, como así también el pensamiento
plural y no dogmático. Green desde su origen es un librepensador e
independiente de cualquier imposición dogmática.
Es hijo de Félix que está en El Cairo
por cuestiones de ingeniería en aguas. Hombre tan temido como respetado, pero
que en sus últimos años ya es un padre enfermo, debilitado, pero tolerante e
indulgente. Su madre, Sarine Barcilon, una judía sefaradí (de Barcelona), de
una sensibilidad proverbial, deprimida gravemente después de la muerte de una
hermana. Green dice que esto ha influenciado en la gestación de uno de sus
textos más reconocidos, “El complejo de la madre muerta”. El es el último de la
fratría, nace sin haber sido programado, a nueve años del último hermano; la
crónica familiar ya había sido vivida y él no estaba asociado a ella, tiene la
sensación que la vida de la familia sucedió antes. André comprendió desde muy
temprana edad que tenía que contar sólo con él mismo y que sus verdaderos
hermanos eran sus amigos.
Recibe un baño en idioma francés en
el Liceo Francés de El Cairo. Vivía a dos pasos del Museo de El Cairo, siendo
Egipto para él un lugar de gran resonancia histórica. Imbuido de lo que se
conoce como el don del Nilo, cautivado por sus dimensiones y su fertilidad,
cuando conoció el Sena, al llegar a París no le pareció más que un arroyo. Pero
el Liceo le ayudó a crear una realidad mítica de Francia, todo lo apetecible
veía de allende los mares. Francia es para Green una entidad idealizada cuya
atracción le resultaba extremadamente poderosa. Él sabe desde muy temprano que
se cumplirá una fantasía de repatriación. Desde niño va construyendo y
libidinizando esa representación “Francia”, casi como la tierra prometida.
También Francia se hallaba presente en la mente de su madre porque pensaba en
la hija de la cual estaba separada por una tuberculosis ósea y que residía
allí. André nace en el transcurso de esos años. O sea la atracción estaba dada
por dos fuentes, la cultural y la trágica. De nuevo la vida y la muerte.
En 1945 parte a Francia a estudiar
medicina, ya sus padres muertos y sus hermanas emigradas a Australia. Con un
profundo sentimiento de desarraigo, sabe de la soledad, las relaciones con los
franceses son mucho más distantes y desconfiadas. De espíritu emigrante y
migrante siente gran gusto por la independencia y la originalidad; razones que
lo marcan como con una actitud de rechazo al enfeudamiento, que ha manifestado
en su trayectoria psicoanalítica, con reputación de ser una persona difícil.
Dice que cuando es una persona mayor que dice eso de él, esto significa: “no
logramos hacer con él lo que se nos antoja, no logramos someterlo ni hacer que
sirva a nuestros intereses” Green rechaza la relación feudal soberano/vasallo.
Dice, “gracias a Dios, creo no haber sido vasallo de mucha gente y he tenido
sumo cuidado de no volverme soberano de nadie. Tuve ejemplos ante mis ojos”.
Entra por concurso en 1953 como
residente de psiquiatría al Hospital de Sainte-Anne donde conoce y traba
amistad con Rosolato, quien le cuenta de
las ideas que proponía Lacan. Green dice que cree que desde siempre experimentó
cierta curiosidad por “lo que sucede en la mente”, eso lo lleva a estudiar
psiquiatría y a interesarme desde muy joven en el psicoanálisis. En el Hospital
comienza a escuchar a los pacientes y por ejemplo Lebovici trata de
neutralizarlo. Lo extraordinario para él es que el Sainte-Anne está lleno de
personalidades de campos afines a la psiquiatría, por ejemplo Henri Ey, que
juega un papel de imagen paterna, con
quien se forma como psiquiatra, con quien participa de los debates entre la
psiquiatría y el psicoanálisis. Con muchos ofrecimientos psiquiátricos Green
opta por el psicoanálisis y dice…”si uno pasa ocho horas por día en su sillón,
ya no se es psiquiatra. Al contrario, si pasa todo el día en el hospital, no
puede decir uno que sea psicoanalista” Por eso renuncia a suceder a Henri Ey.
En el hospital va a conocer a
Ajuriaguerra, Marty, Deley, Lacan, Lagache, Pontalis y eso le permite verlos en
acción a neurólogos, psiquiatra,
psicoanalistas. Ahí comprende también que no hay un psicoanálisis y que cuesta concebir la posibilidad de progreso
en el conocimiento del oficio de psicoanalista sin que exista confrontación,
como introducción de la pregunta de qué tan bien fundadas están ciertas hipótesis
de base, sin ser ecléctico sino promotor de la multifocalización.
Conoció a Lacan en un primer tiempo a
través de la mitología de que era objeto, puesto que su entrada a psiquiatría
coincidió con la escisión de la Sociedad Psicoanalítica de París donde Lacan
había tenido un rol importante al oponerse a los desvíos de la Psicología del
Yo, en 1953. Green había quedado impresionado con la lectura de la ponencia en
Roma.
Lacan es invitado a dictar una
conferencia por Henri Ey en el marco del círculo de Estudios Psiquiátricos que
él dirigía. Durante la conferencia Green cayó inmediatamente bajo el encanto, a
la vez, de su enorme inteligencia, de su habilidad y del excepcional talento
que tenía para destacar cuestiones subjetivamente importantes. Dice Green: …mientras
dejaba entrever que poseía la clave de la solución de aquellas, estimulaba en
quienes lo escuchaban las inclinaciones perversas excitadas por su discurso,
aunque éste abordara cuestiones reales. Dadas la referencias que había hecho
suyas: el deseo como deseo del deseo del otro, la relación del amo y del
esclavo, etc., sabía dar la esperanza de que si se le seguía, daría a su futuro
discípulo aquel tesoro que poseía, revelándole a él sólo tal don, pues le
otorgaría su preferencia en una relación de identificación narcisista. Dicho de
otro modo, generaba el espejismo de que dicho alumno podría hacerse reconocer
por él y que tal reconocimiento haría del postulante el hijo preferido y el
heredero del presunto Maestro.
Green cae en la seducción, no puede
ser ajeno a ella, evidentemente Lacan movilizó en él sus mociones
narcisísticas. Lacan no sólo seducía sino que prefiguraba una promesa de
potencia. Potencia que Green siente evoca a la de los eclesiásticos en los
procesos religiosos. Green se da cuenta desde sus primeros encuentros con Lacan
de estos elementos. Toda una trayectoria se iría dibujando a partir de allí: la
relación personal que intentaría establecer con él, los límites se vería
obligado a instaurar en tal relación, e incluso la desconfianza profunda que
tendría en lo que al personaje se refiere, aunque se hubiese encontrado
fascinado por él.
Green cuenta cómo es invitado por
Lacan a tomar una copa a la salida de una conferencia de Lagache, llamándolo
por su nombre. Naturalmente que se siente adulado por tal distinción, aunque
sabía que era eso lo que hacía su método tan eficaz. Lo que Lacan quería es que
Green dejara la Sociedad Psicoanalítica de Paris y se fuera con el a la
Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Lacan no logra eso pero invita a Green a
sus seminarios, lo cual acepta y dice que pudo beneficiarse de los mejores años
de su enseñanza, de 1960 a 1967. Años durante los cuales fue elegido miembro
adherente y luego titular de la Sociedad Psicoanalítica de Paris, donde la
atmósfera es más infinitamente liberal, por lo que no se resintieron con el.
Durante su participación en los
seminarios se introdujo todo lo que fue capaz en las complejidades del
pensamiento lacaniano. Hasta perteneció a un pequeño grupo de trabajo en que se
presentaban casos clínicos. Aunque nunca se le impusieron completamente estos
atractivos seminarios. Lacan despierta en Green un tremendo deseo de trabajar y
de pensar. Se daba por supuesto que la relectura de Freud llevaría a concluir
que Lacan era su auténtico continuador, su heredero legítimo. Cuanto más leía
la obra de Freud más claro se le hacía que no estaba de acuerdo con la
interpretación de Lacan sobre la misma. Dice Green: “Lacan tuvo el gesto
generoso de darme la posibilidad de expresar mis críticas en público, en su
seminario. Como yo era un extraño, esto me resultaba más fácil que a sus
discípulos”. Les comento que Green no
fue discípulo ni analizando de Lacan, pero no niega nunca su influencia. Su
primer analista fue Maurice Bouvet, quien le recordaba mucho a su padre enfermo
y cuando él se hallaba muy marcado por la
psiquiatra. Luego se analiza con Catherine Parat, ya siendo un
psicoanalista que está en contacto con la realidad analítica, con el inconsciente
de los otros.
Green deja de asistir a sus
seminarios en 1967 cuando Lacan consideró que en un trabajo sobre narcisismo
primario, él no había tomado suficientemente en cuentas las ideas lacanianas
sobre el tema. A la par de esto Green descubre a psicoanalistas de la Sociedad Británica de la talla de
Winnicott, Rosenfeld, Segal, Bion; donde descubre otra manera de comprender la
práctica psicoanalítica y de interpretar la escucha. Desde ese momento se
convierte en un ferviente defensor de la entente
cordiale en psicoanálisis.
Green dice; “yo había seguido a Lacan
en nombre de la libertad de pensamiento y ahora él me reprochaba que pensara
por mi cuenta”. Este alejamiento también va a marcar la prosecución de la
creación de una obra de textura puramente greeniana, siempre fundada en un
espíritu pluralista.
Ahora vamos a volver a Félix Green,
su padre, y su famosa frase…hijo…lo entenderás más tarde…
Por qué esto en este espacio de
reciente creación?
Considero que el sentido de esta
frase del padre de Green para mí y transferido a Uds. que me están escuchando, es
un estímulo para disponerse a absorber la dinámica del pensamiento complejo en
psicoanálisis, al trabajo de estudio y principalmente su aplicación a la
práctica clínica de estos nuevos conocimiento. Esta es la propuesta de este
nuevo espacio, que espero que con el tiempo y el interés de todos Uds. y de
todos los que quisieran incorporarse cimiente buenas bases dentro del psicoanálisis
contemporáneo en nuestro medio.
Muchas gracias por su presencia y por vuestra atenta escucha.